Adherencia a tratamientos
Para obtener resultados en el control de la enfermedad, resulta imprescindible conseguir una buena adherencia a los tratamientos, sin la que estos no serán efectivos.
La Organización Mundial de la Salud definió la adherencia como «el grado en el que la conducta de un paciente, en relación con la toma de medicación, el seguimiento de una dieta o la modificación de hábitos de vida se corresponde con las recomendaciones acordadas con el profesional sanitario».
El término se refiere, por lo tanto, no solo al tratamiento farmacológico, sino al conjunto de terapias indicadas. El control de la enfermedad pasa por el cumplimiento de la medicación en cuanto a dosis, tiempo y regularidad y acudir a las citas y revisiones fijadas y también por seguir las indicaciones médicas relativas a alimentación, ejercicio, rehabilitación y vacunación, entre otras.
Una óptima adherencia terapéutica depende de la responsabilidad del paciente, pero implica su participación activa en la toma de decisiones que afectan a su salud y una colaboración estrecha con los profesionales sanitarios. La falta de adherencia empeora el estado de salud del paciente, con un avance más rápido de la patología, empeoramiento de los síntomas y un incremento de las exacerbaciones, visitas a urgencias y hospitalizaciones.
Se calcula que aproximadamente la mitad de los pacientes con epoc presentan falta de adherencia a los tratamientos. Se debe a variados factores, como la edad, el miedo a los efectos secundarios, el uso incorrecto de los inhaladores, la falta de confianza en los médicos, las dudas sobre la eficacia de los medicamentos, la falta de apoyo social o familiar o el tener prescritos varios tratamientos farmacológicos.
Conocer la enfermedad es clave para lograr un buen nivel de adherencia terapéutica. No conocer la enfermedad que se padece y sus implicaciones lleva en muchos casos a restarle importancia. Por ello, resulta fundamental la implicación de los profesionales sanitarios en la educación y formación del paciente.