Tabaco

El tabaquismo es la principal causa desencadenante de la EPOC y también de las agudizaciones o exacerbaciones de la enfermedad. La mayoría de las personas que padecen EPOC son fumadoras o lo han sido. Además, el consumo de tabaco puede causar cáncer de pulmón y otros problemas de salud como asma, tuberculosis, accidentes cerebrovasculares, infartos o diabetes.

El tabaco causa daños en los pulmones, con lo que la función pulmonar se deteriora rápidamente. Fumar cuando se está diagnosticado de EPOC provocará que el tratamiento prescrito no logre los efectos deseados.  La única forma de ralentizar la evolución de la enfermedad y disminuir sus síntomas es dejar de fumar completamente, no limitarse a reducir el número de cigarrillos que se consumen.

El riesgo no se limita únicamente a los fumadores, sino que los que no lo son, pero respiran el llamado “humo de segunda mano”, es decir, el de las personas que fuman alrededor, pueden también sufrir EPOC y otras enfermedades como consecuencia.

Por otra parte, los efectos perjudiciales del tabaco son los mismos en cigarrillos o puros y se extienden también a otros productos para fumar, como cigarrillos electrónicos o vapeadores.

Dejar de fumar

El tabaquismo no es simplemente un hábito o un vicio; es una enfermedad y, como tal, el primer paso es asumirla.

Dejar de fumar no es fácil, pero es posible y existen métodos y herramientas que ayudan a conseguirlo. Está demostrado que intentarlo sin ayuda tiene pocas probabilidades de éxito. Estas aumentan considerablemente si se combina fuerza de voluntad con apoyo del personal sanitario, tratamiento farmacológico y refuerzo psicológico.

Actualmente hay varios tratamientos farmacológicos financiados por el sistema público de salud. El médico prescribirá, en cada caso, el mejor tratamiento para cada paciente tras evaluar el grado de motivación y de firmeza de su decisión, su nivel de dependencia física y psicológica y el resultado de intentos anteriores si los hubo.

Además, existen programas de ayuda y de apoyo psicológico para dejar de fumar, ofrecidos por asociaciones, hospitales, administraciones, y otras entidades. El médico puede también aconsejar sobre ellos.